Quiero sentir el tacto de las olas del mar, mientras me susurran al oído;
-¡Se feliz!
Quiero sentir el toque de la brisa sobre mi piel, como hojas secas que bailan al viento, dibujando en mis siluetas, transformadas en Pruebas de que un día he existido.
En ocasiones, siento que no existo. Como huellas deshechas por el tiempo, el tiempo que se ha ido para nunca volver jamás.
Y si he existido, en lo más íntimo de mí ser, respiro y aspiro felicidad, sin sabor amargo a melancolía, que como un granito de arena que invade la orilla de la mar, siente el quebrantar de las olas violentas, por falta de amor.