Sudor frío, será que mi sangre está bullendo.
Pienso tanto que apenas si puedo abrir la boca,
-Quizás convendría que la mantuviese cerrada.-
¿Por cuánto tiempo? ¿Qué es lo que se logra callando?
¿Qué hay de la complicidad de la víctima?
Altas horas mirándome empequeñecer,
Mañana será otro –largo- día.
Y ni siquiera una metáfora me salva,
Un haz de luz que me seque a la vez que anegue
Mi espíritu ensombrecido.
Quiero descansar aunque sea unos minutos
En la sutil paz de una conciencia tranquila,
En el alivio de sentir que algo está encaminándose.
Doy pasos para atrás, demasiado ruido.
Como si se me cayera una charola de metal
O se rompiera el orden sagrado del mundo.
Tantos ojos que me miran, parecen gritarme
\"¡¿Qué has hecho?!\"
La casa resuena, el universo resuena.
¿Qué es este crujir en mi cabeza?
Y el sudor frío, bajando como cuchillos.
Ni siquiera una sirena que me rescate,
Ni siquiera una estocada que me acabe.
De pronto las cosas se parecen demasiado
A la parte más perversa de sí mismas.