LUCERO DE LA MAÑANA
Tan dulce, bella y amada.
Presagio de la serpiente.
Primero diste a la gente
dulzura de enamorada.
Lucero que adorna el alba
con rayos evanescentes,
de Aurora, madre paciente,
surgiste con doble cara.
Estrella de la mañana
que anuncias al sol naciente,
caíste por la simiente
que echó raíz: arrogancia.
Pequeño infierno en el cielo
que ves desde tu morada
como los hombre derraman
un paraíso terreno,
a ti que robas mi tiempo:
Tu luz ató mi mirada,
de tu brillo, prisionero
bebiendo tu miel dorada.
Tomo, sediento, esa dosis
del fruto Conocimiento,
mirando desde el cimiento
tu bella metamorfosis;
a ti dedico este gesto,
aunque a tu ser, no soy nada,
tampoco dignos mis versos
y efímeras mis palabras.
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José Gamarra
31 de marzo de 2019