No quiero que me busques
detrás de los espejos
por si aparece otra que se entienda
y no tenga miedo
a llorar en los momentos
más felices de su vida
-como si la imagen del espejo fuera
un complot
contra mi misma-.
No quiero que me encuentren
cuando me vaya por las ramas,
cuando me vaya sin equipaje
a cualquier parte del mundo
que aún no conozco.
Condenada reina del caos
fugitiva de una familia
que quizás lleva años buscándome.
Enamorada de la libertad
o quizás sólo he estado huyendo
de la ciudad de los reflejos
y de los espejismos
dando vueltas en círculo
al centro de mi.
Quizá escribo solo porque la poesía
es lo más parecido que tengo
a un psicoanalista
que te araña donde duele
mientras te susurra que te estás curando.
Quizás aún tengo la esperanza
de algún día
solo ser.