Dan tus ojos las luces a los astros
que penan en el cielo
esta noche,
y las aguas desprendidas
que vuelan como aves temblorosas
son las hojas dispersas
de un corazón que vaga
bebiendo sus lutos
en hartas gotas de café
Dan tus manos la ternura
que cultiva el alma
en los naufragios atmosféricos
en que el silencio va
y tus brazos son los vientos
que arrojan los dolores antropófagos
que colonizan estos rincones
poblado de recuerdos
y fiebres hasta llegar el alba
Dan tus labios la voz que abriga
al polvo que asciende al cielo
y tropieza en las campanas de tus mirlas
intimidades;
Dan tus labios los besos que dios no puede dar,
como hostias que sangran
en el festín de llagas
que nos corroen
las arrugas y el mutilado corazón