EL QUETZAL EN VUELO

CANTO LIBREĀ  EN CIELO PROHIBIDO

 

 

Que no te confunda ni inquiete mi vuelo y mi canto peregrino,

Sé muy bien el cielo por el que vuelo y el árbol desde donde prosa mi canto.

Soy tan libre como un quetzal, que  no conoce fronteras, idiomas, ni colores,

Muchas aves como tú, viven  sin alas, soñando la libertad y presas del terror.

 

En tiempos pasados también fui quetzal enjaulado, me pose en árbol equivocado,

Aquel huerto tenía dueño, pero el color de su plumaje me atrajo desafiantemente,

Como cualquier Adán moderno, comí del fruto prohibido y quise ser Prometeo,

Perdí mi canto, mi plumaje, el color de mis letras y casi morí por partes.

 

Cuando llego la primavera, con sus pequeñas manos, abrió mi jaula y volví al cielo,

Me detuve a escuchar los cantos, me entristecí en otoño, emigre en invierno;

Y heme aquí, cantando en huerto prohibido, mis penas  y desafío…mi historia

Prestándote mis alas, cantando libre y desafiando al gigante egoísta que te retiene.

 

No,  no pretendo tus amores, tu pluma tienen dueño y de tu canto solo llegan los ecos,

Las distancias son enormes, entre tu huerto y mi cielo, entre tu cautiverio y mi libertad.

Yo prefiero volar libre, por encima de propiedades y si una de las coplas tuyas me gusta

La tomo, la trasformo y la pongo en  esa parte del corazón que visitaste ayer.

 

Pero no te inquietes, no te confundas, no revuelvas la tarde con la noche,

Tú eres cielo cubierto de nubes y yo solo un destello del otoño, con el  rocío del invierno,

 Voy recogiendo cantos, alegrando  nostalgias, reparando sueños, coleccionando suspiros.

De tarde me poso en la copa del árbol más alto y desde ahí escribo mis letras, mis poemas.

 

Me gusta el plumaje de tus letras, el timbre de tus nostalgias y la forma de soñar,

Te ofrecí el ala izquierda de mi vuelo, y tu miedo a volar no vio el horizonte,

Y ahora estas ahí, besando tus cadenas y cantante tristemente alegren a tu captor;

El camino y la libertad, son dos actos de la misma canción, que no admiten correcciones.

 

Si mi canto te inquieta, confunde y agrada a tu temor, volare a otro huerto,

Qué más da si en esta hacienda, todos los árboles y aves tienen dueño, tienen miedo,

¿Cómo liberar el pobre canto?,¿ como liberar a Pedro del Capitán o al Capitán de Pedro?;

¿Cómo abrirte los cielos?, ¿Cómo ofrecerte mí canto?, ¿Cómo invitarte al vuelo?

Quédate ahí, algún día sabrás que las águilas no cazan moscas, que ser libre;

Es despojarse del temor, dejar crecer tus alas y estrenarlas con las primeras brisas,

Juguetear con el aire, acariciar las nubes, tener tu propia atalaya y ver la tarde,

Cuando va dejando de ser melodía, para convertid en  poema en  la noche estrellada.

 

LENNOX

EL QUETZAL EN VUELO