Los árboles van pasando
y atrás todos van quedando,
porque lo mío es pedalear,
yo hago camino entre la montaña
pedaleando al andar,
devoro el sendero que no volveré a mirar,
en medio de la selva en mi bici,
tal vez perdido en ese verde mar,
siento en mi rostro ráfagas de aire caliente,
ascendiendo montañas con dificultad,
la sed me tortura,
la deshidratación me agota,
pedaleo aprovechando la sombra de esos gigantes,
quiero parar
pero lo mío es pedalear.
delante de mi veo pájaros
volando y acelero mi andar,
contemplo el danzar giratorio de semillas
cual hélices cayendo de lo alto de esos gigantes,
acelero para llegar a ellas
y me detengo bajo sus sombras,
y contemplo ese bello panorama
que transporta mis pensamientos
a esa niñez en que fuimos felices
lanzando esos frutos del Fresno,
a los que llamábamos helicópteros,
aun los recuerdo como si fuera ayer,
que tan felices éramos
al verlos volar bajo el cielo azul,
que alegres fuimos
que hasta con semillas jugábamos,
los perseguía por los aires,
me gustaba verlos volar,
que feliz fue mi niñez,
que gratificante es dejar
que esos recuerdos refresquen mi memoria.