Alguien busca un Dios.
Su ración de amor demanda
Alma en pena, pocos comprenden su dolor.
A la espera, de alguien
que al oído le susurre con sutileza,
mensajes de esperanzas.
Corazón tácito al tacto
el de la noche.
La búsqueda prosigue, esa
razón de hombre no aparece.
Al tantear las paredes,
se escuchan el crujir de huesos,
a cada paso presiente lo inevitable.
Al salir a la calle cataplasma al limo,
suceso infausto
Lo único que ha quedado de la acequia,
es el barro espumoso,
oscuro es el trayecto.
Es una farsa,
mascarada infiel.
Solo espera la carroza.
Alacranes y un gran alborozo,
den paso a la carroza
que ha de llevarse a otro mortal.
Al amparo del murallón,
solicito mi ración.
Mi sustancia la demanda.
El infiel viste de mortajas
nocivas a los sentidos….