Cae la tarde lentamente
con sus pesadas voces,
entremezclándose
confusas en el viento,
y un sol amatista se vierte
cálido sobre la tierra rojiza
cargada del polvo de olvidados versos.
En el secreto bajo, entre pastizales,
acechan mis ojos fijos fugaces rimas,
su sangre, su latir, su emoción me cautiva,
y lanzándome a su encuentro
desgarro allí mi alma
que herida libera
su más puro aroma,
escapando de mi boca
entre arbustos de trupillo
mi piel grave se rasga,
entre poesía profunda
ruge fuerte la sabana.