LO HE ESCUCHADO EN TU VOZ DE NIÑA
Lo he podido escuchar en tu voz de niña,
de vuelta a Granada, con la luz caminante
de la soledad que me acompaña cada día.
Qué importa el dolor de corazón, estás aquí,
pasa, algún día escucharé pronunciar mi nombre,
en ese lugar de la correspondencia del sur del mapa,
la guitarra suena ahora, el alma se aviva,
y aunque siento miedo cuando pienso que podría
desoírte incluso en la lejanía, avanza,
como un navegante adormecido,
como si las olas del mar fueran el cimiento
inestable de la tierra.
No somos dos niños que juguetean a descubrir
quién incita imperfecciones que provoquen
la casualidad de las palabras que generalmente
acaban siendo impunes, ponemos a prueba
la madurez creyéndonos mejores personas,
y no es eso, olvidamos la vocación
de cada frase escrita, la franja horaria fecunda
el común de nuestra vida, destiempados,
pero atentos, desamparados,
desvividos con el tormento de las lunas sucesivas,
velados por el desvelo frágil de la memoria,
pero nunca ajenos al silencio,
o llenos de locuras sangrantes y dolidas.
Ayer sin embargo salió de ti la niña que llevas dentro
de tu propia niña, una niña dulce con alas de mariposa,
me dijo “hasta mañana“ como si cualquier cosa,
era más, y era todo, y era un futuro, y era la esperanza,
y era el principio, y era verdad, y era hoy,
y era un me ganas, y era como un risco mojado de agua,
y era muchísimo más de lo que decía,
recuerdo habernos visto en alguna parte hace tiempo,
invisibles, es indudable, no me resultaste desconocida,
y mi respuesta inminente hizo referencia al entusiasmo
de quien se siente feliz por el mero hecho de cambiar
radicalmente la piel de la tristeza por la piel de la alegría,
antes había hablado contigo de la hermosura
de otras personas que conocía más allá de tu persona,
yo no conozco más mujer viva que la mujer que vive dentro de mí,
más belleza, más lenguaje, más estrella,
más influjo natural, más destreza. ¿Idealizada? no das el perfil,
así que desestima irrelevante tema de influjo desaprovechado,
el aroma azulado del cielo es todo menos una sucesión
de imágenes obsesivas, creo que jamás hubo frontera
interpuesta para jactarme de esa supuesta idea repetitiva.
Para el viaje me he echado unas migas de pan en el bolsillo
de la chaqueta, al despertar iré al parque Federico García Lorca
situado en la Calle de la Virgen Blanca,
me gusta que las palomas coman de mi mano, ya ves,
casualidad o no, como la blancura de tu Virgen,
como la pureza de tu corazón,
como las hojas del cuaderno que día a día
relleno de poemas para completar la idiosincrasia del perfil
de la princesa que habitas y anuncia que es viernes,
un hecho tan aparentemente natural que me indica
que pronto volveré a casa y tú descansarás de las jornadas
que trabajas, así que descansa,
sabes que cualquier sitio donde esté, estarás,
entra sin llamar a la puerta, pasa.