Puedo percibir su presencia, a través del olor a fragancia que impregna el aire cuando pasa.
Puedo sentir su calor, como a un volcán en proceso eruptivo continuo y potente dispuesto a explotar.
Puedo prever cuando él se acerca, al igual que los imanes en un polo magnético Sur y Norte.
Puedo escuchar como él camina hacia a mí, como dos batutas que guían los instrumentos al lugar deseado.
Puedo discernir sus manos entre otras manos, aunque tuviera mil años sin sentir su tacto, por el efecto mariposa que él me provoca, al volar sobre mis deseos más íntimos compartidos en dimensiones inolvidables, en lecho dulce y profundo.
He escudriñado todo alfabeto y no hay un conjunto de letras más hermosas que su nombre, que provoca en mí un efecto felicidad con “Q” de querer el querer amar.
Puedo sentir cuando él me mira, pues su mirada atraviesa toda mi vestidura dejándome desnuda incapaz de disfrazar lo que siento.
Por él, he cambiado el color rojo de mi sangre por el rosa de amor…
Por él, he abandonado mi rincón de tristeza y muerte por volver a vivir.
Por él, elimine toda la sacarina de mi vida, para envolverme en el azúcar de su amor.
Por él, sería capaz de construir un mundo nuevo para los dos, con nombre “Interminable”.
Por él, sería capaz de componer una canción, usando por instrumento, todas mis venas sanguíneas como cuerdas para el “Sol Re La Mi” de mi violín.
Por él, me vestiría de algodón dulce y me lanzaría a las palomas…