Uno
A merced de sicarios y traquetos
pagados por mafiosos de etiqueta,
se encuentra Medellín, la muy coqueta,
en esta tierra que perdió respeto.
Se piensa innovadora y educada
porque tiene dinero a borbotones,
repartido entre jueces y matones
que dominan la bárbara manada.
Es así Medellín, que antaño tuvo
su pujanza, honradez y valentía,
hoy convertida en capital violenta
de un pueblo acorralado y rezandero,
que no ha podido cancelar la cuenta
dejada por la historia en el tintero.
Dos
Ellos van en lujosas camionetas
protegidos con armas bien dotadas,
vigilando las turbas desbocadas
que agitan el negocio entre carretas.
Mientras tanto, una plebe más modesta
procura trabajar honradamente
en labores de paga insuficiente
que no alcanza a cubrir lo que le cuesta.
Así todos, revueltos en la calle,
no saben quién los mata o los ayuda
en un suelo de visos siempre utópicos.
Medellín ya no cabe en este valle,
y la esperanza se ha tornado muda
en un verde de tonos estrambóticos.