Pareciera ¿o lo es? que no hay nadie ahí,
en ese espacio solo tuyo.
Nadie que recoja el eco de los pasos al atardecer
bajo la lluvia o al calentar los últimos rayos
de sol; nadie que mire la
pantalla de cristal, que escuche
los latidos que de
allá en la lejanía suenan.
Nadie. Todo es o lo
parece un murmullo de voces en ese ya espacio
de la imaginación, son ecos que no acaban
de dejar de estar ahí, escondidos en el más
hondo de los silencios, en las más largas
de las esperas.
Lázaro.