“Nada que no se ha dicho”
Comenzaré diciendo o más bien preguntando ¿Cuál es la diferencia entre la tristeza y el dolor? Pues a mí ver... La tristeza es producto de un momento, una noticia, un instante desventurado, una perdida, en cambio el dolor parte de la comprensión de los hechos consumados y cuando uno comprende no existe forma de refutar dicha comprensión, a diferencia del dolor la tristeza dura un instante, un día, un momento, el dolor sin embargo permanece inalterable por más tiempo tanto que provoca un inevitable duelo interior, que debemos atravesar sin intentar evitarlo, tomarnos nuestro tiempo, diferente para cada uno, dado que somos individuos absolutamente distintos.
Quizá sea una paradoja, un paralelismo de ida y vuelta, como el hecho de que todo en la vida sucede dos veces, incluida la muerte. Sistemáticamente la vida nos enfrenta a las mismas decisiones, una forma de refutar o reafirmar la anterior, la posibilidad de corregir y/o mejorar.
La muerte sucede dos veces: una es la física carnal y la otra como bien dijo quien lo dijo y aunque ya no recuerde quien fue que lo dijo, \"la peor de las muertes el deceso del alma\". Ahora, que sucede entonces cuando uno ha sobrevivido a ambas, simple, y sin ánimo de caer en una estructura religiosa sobre viene la resurrección o \"renacer\" De donde se deducen simplicidades tales como llora todo lo que tengas que llorar, ríe todo lo que tengas que reír, grita, habla, di que amas, que sientes, que no te gusta, que estas harta/o, renuncia, déjate caer, cierra puertas, levántate, sacúdete, abre las ventanas, respira, sonríe y empieza nuevamente porque la vida es hoy y no existe un mejor momento, ayer fue lindo, triste, aburrido, o maravilloso, pero ya no lo es, y mañana, no será mañana si no despiertas hoy.
Del renacer no hay segundos ni terceros, sino uno mismo parado frente al espejo de su propia existencia