como aquella hoja de otoño, caiste,
con sutileza sobre mi ser
agitaste mi corazón,
y una llama en mí comenzó a crecer
aun no puedo creer, como sin aviso
llegaste con esos ojos color coral,
esa sonrisa de cristal, piel con aroma de Dioses
y esas engroñosas cascadas de oro.
y si te lo preguntas. ¡si! podría llenar hojas
y hojas exaltando tu grácil belleza,
tus manos suaves como un fresco pétalo de rosa,
o tu voz que hace mi corazón acelerar,
y no hay de que hablar sobre tu silueta.
suerte de aquel espejo que calla la hermosura de tu desnudez,
y ve tu sonrisa diaria al despertar,
como quisiera ahí yo estar,
para todo este amor poder entregarte,
y tal vez susurrarte al oido;
\"sin ti, el arte no fuera arte\".