Fácilmente creaste mundos y expectativas imaginarias, muy cerca de mí.
Me llevaste a un bosque profundo de donde jamás quise salir.
Terminó, el tiempo acabó, lo agoté, no sabía que un hombre mortal no podía estar ahí.
Cuánto amé esta vez, creía que el amor era sonreír y mucho placer.
Aprendí de ti, que el amor algunas veces deja una incomoda cicatriz.
Pero lo entendí, fábulas y metáforas que llenan de sentido nuestro existir.
Todo fue real al fin, pensamientos atados a los recuerdos me han hecho siempre feliz.
Yo te descubrí, o quizá me encontraste por casualidad, para mostrarme como se debe vivir.
Viviré por ti, pues será la excusa perfecta en la que me refugiaré cuando acepte que nunca fuiste para mí.