Hace días que quería escribir algo con el poder sanador de un buen desahogo, de esos que se convierten en catarsis, pero nada, no salía nada, solo tenía claro que la frustración, la rabia y la ansiedad se han acomodado en mi mente.
Frustración por haber nacido en un país que desbarata cualquier sueño, rabia por un mundo absurdo donde algunos son ridículamente ricos y otros, inocentes, mueren de hambre y desidia segundo a segundo. Ansiedad, por no saber qué hacer, ni cómo salir de este círculo tóxico y depresivo en el que he entrado.
Venezuela, es gobernada por un grupo de delincuentes, asesinos, dementes maliciosos enfermos de poder y odio que oprimen y matan a diestra y siniestra, mientras que simples mortales como yo, vemos, uno a uno, nuestros sueños y anhelos derrumbarse... Y el mundo, es una papelera, basura entra, basura sale. Suciedad, no sociedad.
Y vuelvo al punto, del desahogo, pero únicamente me sale gritar ¡Eutanaciaaaaa! ¡Por favor! Ya acaben con esta vida, no quiero seguir aquí, y pienso en mi cerebro, y sus múltiples disfuncionalidades, entonces termino echándole la culpa a mi cerebro porque son sus deficiencias las que me hacen pensar de esa manera tan dañina, y quiero atragantarme de fluoxetina a ver si dejo de pensar en matarme y vuelvo a escribir sobre ébanos y flores; a ver si hablo con Dios y le doy gracias por tantas maravillas que me ha otorgado, pero luego, pienso, ¿cuál Dios? ¿ese del que todos hablan pero nadie respeta realmente? ¿ ese que permite que inocentes sufran atrocidades todos los días? ¿ cuál es ese Dios? ¿o es que acaso todos somos Job y estamos en una maldita prueba producto de una riña entre Dios y el Diablo? Luego vuelvo en sí, y pido perdón, por cuestionar su existencia. Luego divago y cuestiono todo nuevamente y pienso, ¡Maldita sea el mundo! ¡ Quiero marihuanaaaa!
El punto, si, el punto, la catarsis, aquí estoy, en la novela de mi vida y el calvario que se llama Venezuela. Y la mierda que es el mundo, y lo absurdos que somos todos, y la vida a la que todos se aferran, como si todos no vamos a morir de todos modos tarde o temprano.
Y Qué idiotez es esa de que no tenemos derecho a morir cuando se nos de la gana, ¿no es un derecho la vida? ¿por qué no lo es la muerte y ya dejan el show y el drama? Es que este mundo es tan incoherente que si te mata un delincuente en la calle todos pensarán que tu alma se va al cielo pero si decides acabar con -tu- vida por -libre albedrío- probablemente pensarán que te vas a ir al puto infierno. Ha-ha-ha.
Quiero un cigarro o un porro.
Esto es todo lo que tengo.