Aunque ya no estás aquí,
Siempre me acuerdo de ti,
De tus manos ligeras, bellas,
Cuando aquella tarde soleada
Te acercaste a mi.
Mirándome a los ojos
Mientras me hablabas,
Me convencías con cada palabra,
Sobre el cariño que sentías por mi.
Y sin saber queriéndome,
Dándole vida a mi alma
Para poder seguir.
Seguir mi camino,
Allí donde tú también estas,
Con tu sonrisa despreocupada
Y tus deseos de hacerme feliz.
Por eso es que aun te recuerdo,
Que te llevo dentro de mi,
como un amor del pasado
que no se quiere ir.