Carámba Lucerito,
que flojo estás,
Antes galopabas
y no te cansabas
nunca ...
Es más te llevaba
al arroyo para
que te refrescaras
y apaciguaras un poco.
Ahora los años te
han ganado pero
te sigo queriendo
como entonces,
cuando te vi nacer,
e incorporarte
rápidamente y me
miraste con esos
ojos azabaches,
Que lindo eres
dulce Lucerito,
toda una vida
juntos y mucho
más por recorrer.