A veces cuando escribo,
cuando le escribo,
a veces cuando canto,
cuando le canto,
a veces cuando llamo,
cuando le llamo,
me pesan las piernas,
la pupila dilatada se sonroja,
y mi boca,
es boca roja
pero seca ya por extrañarlo,
sólo quiere el almíbar de la suya.
Y se esconden mis labios,
junto con mis deseos de tenerle.
Se arruga mi valentía,
se desespera mi esperanza
por encontrarlo.
Atravieso la ciudad como cual errante,
solo veo parejas besándose,
tocándose,
arañandose,
internándose uno en el otro.
Más ni tu sombra vislumbro por el sendero,
me devuelvo a casa,
con el fracaso en la espalda,
y el sentimiento
qué tal vez mañana...
te pueda tocar en uno que otro de mis poemas.
Lore Cruz
Madrigal de Luna
©copyright
Colombia