Ya no estás presente, pero estás.
¿Te acuerdas? Éramos muy niños.
Juntos íbamos a la escuela, en el transporte escolar,
y juntos andábamos los caminos,
apenas tomados de la mano,
como niños del cuarto grado, nada más…
¿Fuimos novios? Creo que sí,
aunque nunca un beso nuestros labios conocieron,
eso era cosa de adultos, lo nuestro era jugar, jugar,
pasear por los caminos, montar en bicicleta…
(aun no sabías, te tuve que enseñar)
¡Oh, la niñez...! Amar sin saberlo… Amar sin amar…
-------
Y un buen día, el mundo se hizo pedazos:
¿Qué ocurre? ¿Te has ido? ¿Dónde estás?
¿Qué le pasó al destino?
¿Por qué tiembla la tierra y un terremoto separa los caminos?
Pasa el tiempo, mucho tiempo, demasiado quizás,
y la verdad es cierta:
Éramos unos niños, nada más.
No habíamos nacido para juntos amar.
Ni yo fui tu destino, ni te pude buscar.
¿Fue acaso un espejismo? Quizás…
Mi mundo es de poesía romántica y real,
más tu mundo fue entonces mi poesía,
pero … ¿de espejo o de cristal?
Es cierto, ya es muy tarde.
No hemos nacido para juntos amar.
Frank Calle (década de los 80)