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EN EL MONTE DE CIRILO...

En el monte de Cirilo...

 

 

 

Dime tú...como te ha ido

le dijo el pato al jilguero,

pues el cebú vino y dijo

que te arrojaron al suelo.

 

El niño con su gomera

con una piedra te dio,

rozándote la cabeza,

ahí nomás te desmayó.

 

Es así señor don pato

como acaba de decir,

estaba volando alto

y un gran golpe yo sentí.

 

Y de pronto el equilibrio

al instante lo perdí.

Yo no sé por qué los niños

quieren matarnos así..?

 

Si lo único que hacemos

los pájaros de éste mundo,

es cantar nuestros sonetos 

sin hacer mal a ninguno.

 

Por qué la gente se empeña

en tan sólo destruir.

Por qué no se los enseña

a disfrutar y vivir.

 

Si la vida señor pato,

es tan hermosa y tan corta...

No entiendo sus arrebatos

ni su codicia ambiciosa.

 

Si Dios nos ha dado todo

para lograr ser feliz,

pero los hombres, ni modo...

Sólo buscan destruir !

 

El pato que lo escuchaba

al jilguero atentamente,

con mucha bronca pensaba...

Gracias a Dios no fui gente !

 

Una paloma que vio

que estaban los dos hablando,

desde su árbol bajó

y dijo tengan cuidado...

 

Que acabo de divisar

a lo lejos en el campo,

hombres viniendo hacia acá;

cinco o seis, todos armados.

 

Un tero revoloteando

se lo veía alterado...

y con su voz fue avisando...

Corran pronto que han matado...

 

A la pobre colorada

que al sol dormía su siesta

y la llevan colgada

al lado de su escopeta.

 

Sus pichones se escondieron

al escuchar tal estruendo.

Por suerte que no los vieron

ni lo olfatearon sus perros.

 

Otro tiro se sintió,

los animales corrían,

y un grito desgarrador

dentro del monte salía.

 

La lechuza Catalina

junto al zorzal Clodomiro,

volaban de esquina a esquina

como esquivando los tiros.

 

A don Pedro... a don Pedro,

el jabalí del bañado,

con un machete le dieron

después de un tiro acertado.

 

Los hombres están contentos

quizá por su cacería,

sin pensar el sufrimiento

que ocasionan a sus crías.

 

Será que no les importa..?

Yo no sé lo que será…

De repente gritó corran,

los hombres están acá…

 

Dijo una liebre asustada

que pasaba muy veloz,

tras de ella una bandada

de pájaros de color.

 

Muchas voces se escuchaban

entre medio de ladridos,

corridas desesperadas

mil balazos y silbidos.

 

Era una guerra campal.

Mas… sin arma el enemigo.

Batalla muy desigual

en el monte de Cirilo.

 

Recién al caer la tarde,

luego de tal odisea,

hubo reunión de animales

en donde están las higueras.

 

Penas y llantos brotaba

y una gran incertidumbre

y el temor que aniquilaba

a toda esa muchedumbre.

 

La noche tendió su manto

en toda esa inmensidad,

tratando así de ir curando

de los hombres su crueldad.

 

Quiera Dios que llegue el día,

dijo un hornero cansado,

que se produzca en la vida,

la paz del hombre malvado.

 

Para que todos podamos

disfrutar y ser felices,

en éste mudo creado,

tan bello pero tan triste..!

 

 

 

     Luis A. Prieto

domingo, 10 de diciembre de 2006.-