¡Gracias, mi Dios ..
por esta noche resplandeciente,
admirando el firmamento
y poder contar las estrellas
buscando con mi mirada profunda,
aquella diminuta luz
que se destaca
por su maravilloso cintilar!
Y sigo mirando a esa lucecita refulgente
que trata de manifestarse
con su perenne titilar...
¡y de pronto...siento el murmullo
del céfiro de la noche,
dejando estelas en el cielo,
dibujando letras dispersas!...
y al tratar de unirlas
se estremeció todo mi ser,
pues pude leer
guiada por las alas del viento:
\"¡Soy yo, hija... tu Madre...
Desde estos espacios celestiales,
te protejo y bendigo!\"...
¡Mil Gracias, Señor...
por estos encuentros espirituales e
indescriptibles con mi amada
e inolvidable Madre ...
aunque es una fantasía
brotada de mi mente y corazón,
disfruté hermosa noche iluminada
de luceros y estrellas!
Nhylath
(Sch-74.19)