Podrán existir mundos sorprendentes,
donde humanos como nosotros,
viajen a las estrellas
o sigan viviendo en cuevas.
Podrán existir mundos fantásticos
donde la vida sea eterna;
no existan estaciones,
siempre sea primavera.
Pero nunca existirá un mundo
como el nuestro,
con un Sol que ilumina,
es origen de la vida,
pero no quema.
Un mundo de dimensiones perfectas
ni más lejos, ni más cerca.
Con una Luna, solo una,
que es como un lunar, que en la noche,
realza su belleza.
Sí, podrán existir infinitos mundos,
pero ninguno, ninguno,
con una Luna que a la distancia exacta,
hace posible que existan las mareas.
Frank Calle (24 /abr/ 2018)