Hasta ahora, por lo que me he molestado en lees y saber, tengo claro que en las anteriores sociedades paganas éstas no se preocupaban por la salvación del alma, más bien eran otros los que ponía empeño en ello pero nunca preocupándose por aquéllos sino que éstos andaban pensando a qué jerarquía debían obediencia. Siempre me he imaginado aquellos tiempos y de aquella sociedad embrutecida a propósito y para unos fines concretos, debieron ser tiempos de desesperanza pero también es cierto, o así lo creo, que el pagano tenía la libertad y la gallardía de entregarse a una idea, la suya, y a un vitalismo bravo que se centraba en algo que leí en una ocasión de un escritor cercano en la época pero del cual ni recuerdo ahora su nombre y que dejó escrito lo siguiente: “Comamos y bebamos, que mañana nos moriremos”. Hoy, en ésta nuestra sociedad neopagana la inmensa mayoría de la gente no se preocupa de la salvación de sus almas; más bien lo contrario: se vuelven cretinas, falsas, hipócritas y más cosas con tal de vivir (creen ellos que bien) sin que para ello les importen nada incluso matar de cualquier manera a sus semejantes, incluso matarlos de envidia. La pudredumbre ya no abarca solo a la clase política ni a tantas otras instituciones de cierto nivel sino que el mal ya cubre a otras capas más bajas pero que siempre han tenido anhelo de grandeza y es por ello que buscan méritos para ocupar puestos desde los cuales observar a los aún actuales paganos.
Lázaro.