Hoy acaricié su suave mano con mi mano
derecha fuerte, honesta, virtuosa y decidida
la izquierda no hizo más que admirarla con el tacto
se dejó llevar por ese placer de las ninfas
Hoy miré su rostro, cansado ya de mi olvido
de esperar tanto, de cantar en oídos de aire.
La piedra del zapato parecía ladrillo
(también las metáforas sin rima que escribiste)
Como un cuaderno cuidado y a la vez gastado
más valor cualitativo por nota marcada
sin tinta de color ni corazón agregado
sólo era seda inocua para un acto de magia
Decidí hoy hacerla feliz, no sé si un canario
será el regalo ideal, para llevar a su árbol
decidí volver a mí, por un trozo indicado
porque mejor que el pan es estar conmigo un rato