Admiro las personas que por un sueño, son capaces de darlo todo. Un sueño basado sobre sus capacidades y cualidades, no ese sueño que te lleva lejano de la realidad o es un simple opio.
Esas personas, que no han tenido una vida fácil. Que han aprendido a luchar, no con armas en sus manos, no con gritos, no a dentelladas, sino con silencio, con perseverancia, sobre todo cuando el medio ambiente les era hostil, agresivo, violento.
Personas sensibles que han sido heridas por esa sensibilidad y que han tenido que ocultar su verdadero ser, por temor a ser lesionadas letalmente. Llega un momento en la vida, que algo dentro de ellos explota, florece y comienzan a ser lo que son muy lentamente. Ser lo que se es, en el respeto de los otros, sin el dolor de la venganza impreso en sus corazones, por lo vivido o sufrido.
Personas que con sus voces trasmiten emociones indescriptible.
Que con los colores plasman la belleza o el horror del existir.
Con el movimiento, en sus diversas expresiones, son capaces de volar y hacer volar al interlocutor.
Aquellos, aquellas que con cuaderno, un lápiz o una pluma, expresan un mundo fantásticamente real, dando desahogo a la imaginación, a aquello que se siente. Donde la musa es el centro, la estrella polar que guía.
Esos seres que son capaces de dar vida a otros personajes, encarnándolos, diluyéndose en una vida pasada, una vida inventada, simplemente en una vida, que los lleva a la inmortalidad.
En fin admiro a todos aquellos que a través de cualquier expresión artística, nos regalan la belleza, la maravilla, el estupor, dentro de un caótico vivir.
Que la inspiración jamás los abandone. A ti mi admiración, mi respeto, mi agradecimiento.