Hay noches en que mi alma sale del cuerpo y camina en soledad por las calles de la ciudad, puede sentir el viento recorrer. He de visitarte amor, este hilo que me tiene separado entre dos mundos. Nunca puedo dejar de amarte, deseo tus besos, besos, besos, besos... esos que me hacen extrañarte y solo estar a tu lado.
Amor de mi vida, si hoy todo es fácil nunca me dejarás, si estos versos pueden romper tus mismos sentimientos. No es así, para aquello debe haber uno: que muera yo o el amante. Entonces sobre tu boca debo colocar unos pétalos de esta flor negra, así en cada beso será una desesperación de dolor y muerte del que amas: en ese caso si estás enamorada (o) de mí, me he de arrepentir porque sobre los jardines de una sepultura descansará mi cuerpo. Entonces, hablarle a una flor al oído, de pedirle que solo me permita a mí regalarte de mis labios, será todo distinto. Sobre nuestros pliegues rojizos se habrá escrito palabras de amor y dueños de nuestros cuerpos.