Querida Alma
Debo confesar que te he fallado, la coraza que había puesto ha dejado de funcionar. Mis ganas de vivir han caducado, sé que me has escrito 72 cartas desde aquel fatídico día, pero quedé irreparablemente roto, ésto se ha llevado todo lo bueno que existía en mí... estoy muerto en vida.
Eres mi mejor amiga y sé que me amas de la forma más dulce y pura que puede alguien merecer.
Lo siento Alma, no es suficiente.
Tom