Abrí los ojos, me sujetaban unas manos frías
estaba en una sala blanca y casi vacía
el que me sujetaba era un varón de amplia sonrisa,
en la cama había una mujer soñolienta y cansada,
los médicos me examinaban con mucha prisa
yo me sentía débil, incapaz y entusiasmada
pues dicha gente me quería más que nada
fuimos a lo que le llamaban hogar
todos allí no me paraban de observar
los primeros años pasaron con velocidad
y en todo este tiempo
entendí el sentido de la vida
que se basa en sentimientos
el amor y la alegría
pero no para mí, para los demás
y siempre lo he intentado proporcionar
desde que nací me lo han explicado
por eso lo escribo hoy aquí
porque es de mi pasado.