Julio César Santana

El segundo amor

Siempre se conversa del primer amor.

 

De su intensidad y su fuego fatuo

De la inmadurez, la primera vez

De sentir mariposas o polillas

De la primera traición,

más elemental que la lealtad

De sentirse arrinconado

cuando, envenenados,

acaban por acabar

sin nunca haber empezado.

 

Pero yo prefiero el segundo amor.

 

Su sobriedad y cautela

La arrogancia de creer haber vivido

La modestia de encontrarse confundido

El conteo de los malos hábitos

Las risas y el grito de triunfo

al saber que, a pesar de estar rotos,

pudieron construir como albañiles

miles de instantes eternos

donde el mundo era de uno más uno.

 

Y aun así fracasa.