“Claveles”
Cuando todos habían partido,
Ya entrada la noche oscura,
La esposa, de pies descalzos,
Quedo rendida en aquel sillón
De la vieja funeraria;
Sola ante el cuerpo inerte
De su buen amigo,
Observó que no había flores,
Que la sala estaba vacía,
Ni velas, ni jarrones;
Solo su esposa y su hijo,
El menor de los cuatro,
Ella hurgó en sus bolsillos
Y apenas unas monedas,
Alcanzaron para dos claveles