Es tu boca,
la que a mi boca inquieta,
haciendo que la savia
de mi fuente de vida,
se deslice con cual gracia
en mi botón de oro,
mineral a tu lengua,
desquicio de tu proa.
Mi espalda desnuda
será hogar de tu leño,
de tu aurora erguida,
de tu pupila dilatada.
Consolarás el llanto
del gemido de mi venus,
abrigarás mis colinas
con tus manos temblorosas.
Buscando ser faro en mi oscuridad,
el almíbar que se asoma en tu galeón
¡Morirá por siempre en mi boca!
Lore Cruz
Madrigal de Luna
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