LOS ETERNOS SUEÑOS VISTOS.
No tengo más sueños que los que quise contigo, ni más vida que la que quedó pendiente. Fue tu alma, la inocente, la que me llevó olvido, a buscar en el silencio lo que fueron tus palabras y a quemarme en cada verso que le puse a tu mirada.
Hoy no busco en otros labios lo que sólo está en los tuyos, ni venero otro verano como aquel que haría un futuro. Se partieron uno a uno los eternos sueños vistos, han quedado en los difusos alambrados del camino. Fue tu espíritu el delirio de las sombras desoladas; la corriente, las miradas, cuanto quise y cuanto amaba.
Hoy se roza con el día lo que fuimos una vez y se hunde con la noche lo que yo fuera en tu piel. Es posible que no existas, que otras manos te veneren o que simplemente vivas en las sombras de la muerte. Y es que ambos decidimos ser final y no principio, ser dos páginas de un libro que jamás se juntarían, ser no más que otro capítulo en el drama de la vida...
Me parece que te amo y que no voy a olvidarte, aunque sé que me dejaste y que ya me has olvidado. Es en esta hora terrible donde yo quiero tus labios, ese beso que me deje en las puertas de la muerte, que me cubra la mirada como quien pone una mano en el muerto que es reciente y que no está respirando.
Pero, aun con el desgarro, seré un alma en el camino, un espectro encadenado al futuro que no fuimos, al pasado que en tus ojos recorrieron mis pupilas y al presente que en nosotros está hecho de cenizas.