Pausadamente tus ojos desvestían mi piel,
Sin piedad con tu locura me amaste con pasión,
La desnudez de tu cuerpo me hizo perder la cordura
Y me ahogo en tus besos indecentes que me quitan el aliento,
Siento como te envuelves atando tus deseos en mi pecho,
Inquietante mujer que habitas en mis noches,
Que hurtas mi alma dejándome vacio.
Entre la humedad de nuestros cuerpos, que arden como llamas,
Brotaran las rosas perfumadas de este amor descontrolado
Que mueren y renacen en las noches en que jugamos a perdernos
Y encontramos en placeres.
Aferrados, apretados, envuelto, sofocados y hambrientos de amor,
Pusimos un candado a nuestra habitación para dar riendas sueltas
Al deseo mutuo de desvestir nuestro cuerpos desenfrenado
Que en esta noche insaciable, buscaran los primeros rayos de sol.
Comencé a amarte esta noche sin piedad,
Me convencieron tus ojos que desvestían,
Sin desenfreno mi piel que se entrego a ti,
Por este profundo amor que sentimos.