Alégrate corazón,
recordemos ésta nuestra historia
de amor, que acuna mi memoria
con toda su ilusión
Era yo, un joven solitario,
cuando la vida quiso que encontrara
la mujer que siempre en sueños
a mi almohada se allegaba.
Le hablé con la voz más dulce
que de mi garganta brotara,
sonreía al escucharme, alucinada
tal vez lo que oía le gustaba.
Al verla así, entusiasmada
me atreví a proponerle un paseo,
de la mano la tomé, sin inquina
caminamos, al doblar la esquina
un beso le robé, ¡ése era su deseo!
Fue el inicio de un romance
que aún hoy permanece latente
en mi cuerpo y en mi mente
porque aún está a mi lado.
Vive atada a mí con un candado
de respeto, de amor y de pasión,
que solo la muerte ha de abrir
al hacer descansar, mi corazón..