Mis ojos han quedado pasmados en su misterio
en el talento del arte sublime y divino
en las olas que espumosas abrazan el cuerpo
cuando florece la naturaleza y pinta las pupilas.
Mis ojos ya inspiraron al verbo, al poema y su esencia
he sentido la profundidad de su palabra en mi alma
al beber el manantial de la vida que siempre enseña
y la miel de los ojos conjungan los cielos.
Mirada que desde las entrañas lo enciende todo
y resplandeces la energía de los ojos y nace lo que amamos
maravilla que transforma el día en un instante de luz
que alumbra mi vestido blanco.
Quiero regalar la imagen que cautive los ojos
el tiempo con la nota que valora los pequeños momentos
lluvia de dicha donde se conquista lo imposible
como una flor con pétalos de cristal.
Rosa Maria Reeder
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