El amor crece con los años,
se hace hondo, silencioso
y bajo una quieta apariencia
es tormenta que todo se lleva.
La segunda juventud es madura,
mas sabia y también experta.
Pero nunca menos intensa,
un fuego invisible que quema.
El amor crece con los años
y con los colores apagados de otoño,
floresca de noches y de aromas
en nuevas y breves primaveras.