hay un vació, uno que sabes que está ahí pero la incertidumbre de si podrá algún día llenarse te tapa los oídos, te ahoga con un mar de sentimientos y te hace ciego ante la idea de abrirte camino en la tierra de los que se rindieron ante tal sacrificio. ¿Podrá acaso tener el amor la respuesta a esta incógnita que nos planteamos antes de dormir? o ¿solo puede sustituir un sentimiento que arrebataría nuestra hambre de pasión? La resistencia que tenemos hacia el abrazo de la soledad ¿puede también significar un recelo hacia lo inevitable? o solo pone sobre la mesa el recuento de los daños causados y los que según nuestra experiencia estamos por causar, tener inclinación ante el sufrimiento interno ¿puede salvarnos de nosotros mismos? y ¿podremos vivir con la culpa de dejar pasar a la persona que podría tener las respuestas? y si mejor solo nos abrimos paso entre la multitud y dejamos en el olvido a las criaturas que atormentan nuestro pesar.