Una inmensa blancura ascendía al azul cielo
por donde alegres brincaban mis pensamientos,
la blanca soledad mis frías huellas besaba
entre sordas caricias y voces silenciadas,
los dorados rayos libaban albinos átomos
en la tétrica soledad de los níveos campos,
mis sueños envolvían el nevado silencio
como volutas de humo que dispersara el viento,
gélidos puñales herían mis yertos párpados
en los que vertía los suspiros más amargos,
negras mariposas aleteaban en mi frente
que de blancas fantasías llenaban mi mente,
silenciosas voces llegaron a mis oídos
con ruidosos silencios y apagados chillidos,
deslumbradores destellos cegaron mis ojos
y ante la argentina oscuridad caí de hinojos.