Yo quisiera me adores suavemente,
como adoran los lirios al rocío,
que les brinda sus brisas tiernamente
cuando seca sus pétalos estío.
Que me quieras de forma tan hermosa
como quieren sus nidos las palomas;
que me obsequies tu boca primorosa
y libar de tu aliento sus aromas.
Enredarme en tu cuerpo yo quisiera,
como el muérdago al olmo, bien ceñido,
y vivir de tu savia, que me diera
el mas dulce licor jamás bebido.
Ser tu tiempo, tu aurora, tu mañana,
y llenarte con luces de colores,
estrujarte tu piel de porcelana
y cubrirla con sábanas de flores.
Quiero ser epigrama de tu vida
que por siempre perdure en tu memoria;
quiero darte pasión tan desmedida
que construya con besos nuestra historia.
¡Y que mueran celosos y de envidia
los que nunca podrán besar tu boca,
y se llenen de rabia y de perfidia
por brindarme tu esencia que desboca!
Autor: Aníbal Rodríguez.