Ciudad de calles inclinadas
en las faldas del Taita Imbabura.
Rincón de amor de nuestros padres y abuelos.
Cómo no evocar tus calles y casas multicolores
y recordar a los tiempos de sembrío y de la cosecha,
la cocina de leña y la carne ahumada junto al fogón,
que tiene la historia de su fortaleza
y de los más grandes guerreros:
Cacha y su hija: Paccha,
luchadores por la heredad
de los imbayas y caranquis
cuyas almas están en las tolas
y en el aire de nuestra tiierra natal,
en la tierra heroica de los años de guerra.
Tus hijos: se convirtieron en arrieros,
en halcones de la serranía.
Hemos logrado ahora:
la ciudad industrial,
de artistas y artesanos,
cuna de los forjadores del futuro,
que ha inspirado nuestro amor al terruño
porque añoramos volver a vivir en la casa de nuestros padres.