“Hoy que los recuerdos se agolpan en tropel Y pugnan por salir de mi pecho, quiero rendir mi humilde homenaje a quién fue mi compañero de tantas emociones, especialmente en los dulces años de mi niñez, época en que las fantasías se incrementan en grado sumo. El protagonista de esta bella historia...ES MI BIEN AMADO TREN. .
Que ocultos deseos tiene la vida y los reparte cual caramelos surtidos, el asunto es que nosotros le demos las interpretaciones que nos importe darles.
Motivo de quejas no debiera haber, porque las opciones que nos ofrece son infinitas, y una de ellas es precisamente....EL TREN.
No puedo dejar de verlo con esa magia impetuosa recortándose en medio de la campiña como una nota de color, tan parecida a una tarjeta postal.
He pensado infinidad de veces en algo que hoy después de tantos años quisiera contar, pero por supuesto desde mi fantasía, seguramente uno puede imaginarse cosas, pero yo insisto en una, ¿no será que su largo pitido le estará avisando al buen Dios, que hacia él va en camino ese fantasmagórico y blanco humo para contarle la buenaventura recogida en sus venturosos viajes?.
Me contaba un viejo linyera “diplomado”, que cuando en el último round de su pelea con la vida y sabiendo que la tenía perdida, esperaba el milagro de un buen “gancho” para tratar de emparejar de alguna manera ese desigual combate, demostrándome con eso que nada es así por generación espontánea y haciendo una comparación con lo que nos ocupa me solía decir: “si desandas lo recorrido, encontrarás en algún viejo andén la promotora de todo este desencuentro...el prohibido amor de una provincianita y la orgullosa máquina que pasa y se pierde, dejando en su estela como una pregunta: ¿por qué?.
Yo lo miraba y pensaba, cuanta entereza puede tener un hombre que a pesar de su calamitoso estado, es capaz de rescatar tanta ternura en lo que ve.
No es para menos, su inspiración es más grande que él, apenas termino de escuchar a dicho personaje, tengo ante mis ojos la letra del poeta cuando nos desliza...Y EL MISTERIO DE ADIÓS QUE SIEMBRA EL TREN.
Cuantas cosas que nos dicen estas pocas letras, nos habla de aventuras, de despedidas, de la premonición de algún encuentro, en fin, de un mundo por conocer acunado en una sensación.
¿Quién no soñó alguna vez con encontrar el gran amor de su vida a bordo del vagón de un tren? y si fuese con los asientos de raso rojo mejor ¿sería lindo verdad?
Parece tan cursi, pero los sueños no tienen límites en cuanto a los logros. Hoy que el peso de mi historia me va doblando el alma, quiero agradecerte la inmensa expectativa experimentada en mi ya lejana infancia, cuando soñaba que a bordo tuyo llegaba al lejano reino de las hadas milagrosas.
Ahora medio entregado ya, mientras la bruma me va envolviendo de a poco, estoy parado aquí, en esta antigua estación, mientras un lagrimón rebelde pugna por saltar de mis ojos (de pura melancolía) ¿viste?.
Trato de vislumbrar a lo lejos el humo indicador de tu presencia: MI DULCE TRENCITO AZUL, que de la mano de DUFÝ ME LLEVE EN UN VIAJE SIN RETORNO...AL REMOTO PAÍS DE MI DESTINO.
Boris Gold (simplemente...un poeta)