El eco de tus pasos aún recorre los corredores de mi alma,
El aroma de tu piel cansada,
El sabor de tu deseo húmedo en mis labios,
El sonido de tu sonrisa encantadora.
Eres aún el fantasma que habita cada rincón de mi memoria,
La dueña ausente de mi débil voluntad,
Quien roba besos y suspiros marchitos,
La que guía mis pensamientos en mis horas de soledad.
Eres los latidos de este corazón cansado que te extraña,
Eres la suave brisa que me permite respirar,
Y aún no estando aquí a mi lado en las mañanas,
Tu recuerdo duerme conmigo, sin poder escapar.