He entregado mi amor sin condiciones,
sin temor a no ser correspondido,
he dejado a la pasión que me arrastrara
sin pensar que nuestro amor se había perdido.
Nos cruzamos en las calles
su respuesta, indiferencia,
yo la regalo miradas,
ella me muestra su ausencia.
Entregarse el uno al otro
del amor, esa es la esencia,
quizá mi pecado ha sido
querer con tanta vehemencia.
La sueño todas las noches
la quiero todos los días,
no me resigno a perder
lo que más amo en la vida.
J. Piñeiro