¡Tan sola y tan acompañada!
Todo un mundo invisible que susurra
Compañía infinita de planos más sublimes
de remotos confines
de entre bambalinas.
(Y las manos que no saben mantenerse en silencio
Aún si la garganta no se suelta)
¡Gracias por existir conmigo!
Por encenderle lámparas a mi mundo tan ciego
Gracias por escuchar el ruego
de esta errante andariega de las sombras
con infinitas ansias de aventuras celestes.
¡Gracias por no dejarme despoblada… Desierta!
¡Gracias por el acierto,
de acariciar mi pelo con las manos de cielo
y la paciencia inagotable de los Santos!
Andrea