Si tu esposa es muy hermosa,
Es la envidia del jardín,
Y su orla es de satín:
Siempre viva, esplendorosa;
Si su aroma es de rosa,
Su elegancia un confín;
Pero esconde un algo ruin
En esa pose ostentosa;
Ten cuidado con lo rudo
Del espacio y del tiempo,
O el ser tornado cornudo
Por un fatuo pasatiempo;
Vale más virtud: escudo
En la firmeza de un templo…