Mi partida en pos de ese deseo ya estaba tomada, pero antes debía calcular con que me iría a encontrar, lo primero que me dije: no puedo ni debo equivocarme, por consiguiente ¿cuál de las huellas, estelas o encrucijadas de la vida tomaré? y por supuesto que sea el camino correcto para llevar a cabo dicho fin.
Al alba de un triste y lluvioso día, fue el indicado para la gran aventura. Con la llave de los deseos abrí las puertas de mi alma, arme una maleta con sueños y llené mis bolsillos de promesas, en mi cuello llevaba una cadena y de ella colgaba UNA QUIMERA.
Salí por demás presuroso, como un poseso que está convencido que detrás de la montaña: ENCONTRARÁ LA LUZ. En mi errabundo ambular tras el objetivo que me ocupaba, me di de bruces con EL DOLOR, EL HAMBRE, LA DESOCUPACIÓN, LAS TRAMPAS DE LA JUSTICIA, LA DIFERENCIA DE LA SOCIEDAD PARA LOS QUE SON PARA ELLA, CIUDADANOS DE PRIMERA Y LOS OTROS: ¡PURO DESCARTE!.
Después de haber gastado la geografía de mi país, sin haber encontrado la esquiva esperanza, que no era ni más ni menos el hilo conductor hacia mi objetivo primario, LA FELICIDAD TAN SOÑADA Y A LA VEZ TAN LEJANA, terminé fatigado de tanto buscar lo que en definitiva fue...un deseo no fructificado
Al final de la senda me di por vencido, se imponía según mi criterio una sola cosa :UN BALAZO SALVADOR QUE ME HICIERA DESISTIR, DE ESTA CRUZADA INÚTIL Y COMPLETAMENTE ESTÉRIL.
Un estruendo ensordecedor y al instante el líquido rojo y viscoso que se escurría por mi rostro, empapando mi camisa de sangre.
La burla más cruel fue que el estampido ¡ME DESPERTÓ! Y ME CHOQUÉ CON ESTE
PRESENTE.
EL GRAN CHIQUERO DONDE TODOS CHAPOTEAMOS.
Boris Gold (simplemente...un poeta)