Te vas, amor, con lentitud de enfermo,
sin ganas de luchar,
a buscar otros mares y otros puertos
en donde comenzar.
Te vas, amor, sin conocer la ruta
que quieres transitar,
para viajar sobre flotantes velas
de un barco y nada más.
No te vayas, amor... ¿Por qué arriesgarse
en aras de ilusiones
que no tienen un fin a qué entregarse,
ni cánticos mejores
que puedan en el alma solazarse
sin sombras ni dolores?
Con estrambote de dolor te pido:
¡No te vayas, amor!