¿Que si te quiero? Claro que te quiero. Te quiero como el mar quiere el azul del cielo y como la luna quiere con luz propia alumbrar. No es un querer egoísta, más bien un deseo imposible de alcanzar.
No es suficiente quererte, entenderte e intentar comprenderte, no es suficiente besarte, acariciarte o tenerte. ¡No te satisfaces nunca!
Te encanta que vista de blanco; agujas, cortes, sangre son tus fetiches, yo solo el biche, metiche en tu cintura, tu a la vez tan pura, de mi enfermedad traes la cura, en tu escultura el secreto.
Me interesaba por todo aquello que complacerte podría, para así hacerte mía porque ¿te tenía? Te quiero, claro que te quiero pero aunque te quiero te tuve sin tenerte y nunca te tendría.
Nena, ninfómana, extrema, posesiva y demandante. Con todo eso te quiero pero solo eras mi amante.
Delirio aún me causa recorrer ciertas partes de tu cuerpo. Cada día como la primera vez que iniciaba lo nuestro, yo lejos de ser el maestro y la hipotenusa entre tus catetos pidiéndome un encuentro. Luego el predicho secuestro pues conoces los siempres, mas no los momentos, te gusta por mucho pero a ritmo lento, con cierto toque violento, dejando a todos en desconcierto con tus manías, pero con el tiempo eso se convierte en una dura monotonía.
¿Que si te quiero? Claro que te quiero, me encanta besarte, tocarte, tenerte, acariciarte y comprenderte.
Aunque te quiero no te amo, aunque pensé dejarla y unirme contigo en matrimonio. Quería en adición binomios, brindabas monomios tus demonios me hicieron huir, quería besarte por placer y no por costumbre pues la costumbre no me hace venir.
¡insatisfecha! No siempre está la mecha que me hace mirar hacia ti.
¡Dominante! ¿De segunda a primera? mera ramera del siglo 21 pues todos están contigo y tu con ninguno... Y aún así... Te quiero.
No soy tu destino, más bien tu no eres el mío y el destino siempre estuvo allí, lo sabía pero aún sabiéndolo te busqué a ti.
¿Que si te quiero? Claro que te quiero, pero no de segunda a primera, ni de segunda, ni de tercera, te quiero pero sin quererte, tenerte, amarte, sin recorrerte.
Como siempre ha sido continuaré mirándote sin mis ojos, tocándote sin mis manos y besándote sin mis labios... Porque te quiero, te quiero como el mar quiere el azul del cielo y como la luna quiere con luz propia alumbrar. No es un querer egoísta, más bien un deseo imposible de alcanzar.